Luis Bravo es el hombre que danza con sus palabras y pensamiento así es como lo define el maestro Humberto Suarez García en su nota titulada "Luis Bravo en el apellido lleva la fuerza", pero el filósofo Luis Fernando Ortega oriundo del estado de puebla apuntala que Luis Bravo es el Bailarín de la gente nube y de la tierra donde el dios nuca muere.

En entrevistas el filosofo le dijo: Luis una cosa es cierta, tú piensas como bailas y bailas como piensas? Con la honestidad que lo caracteriza me dijo: lo que hago mejor no es bailar sino ser un coreógrafo. Un coreógrafo le refuté, bailas primero que todos, crea un mundo, un mundo de movimientos poéticos que, a la manera de platón viven en el topos urbano. En ese metafórico lugar viven los movimientos dancísticos de Luis Bravo; en perpetua contemplación de la belleza. Porque un coreógrafo pensé, es un diseñador a priori del movimiento. De repente esos movimientos ideales los hace venir a la tierra y entonces sale de sí, impetuoso, vehemente y poseso en un movimiento perpetuo en torno al cual ya no se puede detener.

Así lo hizo cuando fue la pintura a la danza y la danza a la pintura con la representación  que   hizo Luis Bravo sobre  la obra del maestro oaxaqueño Francisco Toledo, pero también en todas las representaciones dancistica que ha hecho sobre su cultura en su natal Oaxaca.

Andrés Henestrosa en su célebre obra “Los hombres que dispersó la danza” dice en la palabra “Binigulaza” significa una separación de los hombres, o mejor dicho, “una dispersión en un movimiento similar a la danza” o como en la representación  dancistico teatral del Retrato de mi Madre en  el Centro Nacional de las Artes  don Andres Henestrosa comento a la prensa nacional: "Como  de  la nada se puede hacer todo. el retrato de mi madre fue un mero pretexto para hacer escenas magnifcas" "el joven autor  pone mucho de  su parte, mucho de interpretación para hacer una obra que se complementa y se  enriquece como una  obra más" comenta en tono elogioso al término  de una sesión de 50 minutos. La analogía me sirve para señalar que, Luis Bravo es un hombre al cual también disperso la danza porque lo ha llevado a tierras lejanas con sus movimientos dancísticos.

En una puerta de su recamara Luis tiene un grabado que representa el sueño de todas las noches, un bailarín (él) con una sentencia que reza el vuelo… ese vuelo y esa sentencia me remiten al otro nombre con el que se identifica a la cultura de este bailarín zapoteca La gente nube. Y creo sin temor a equivocarme que, hoy Luis Bravo se ha convertido en el bailarín de la cultura zapoteca donde dios nunca muere.

Luis Bravo dice: Apreciando estos elogios poéticos, yo reconfirmo que pertenezco al paraíso en blanco y negro con nubes rojas viajando en un tranvía llamado deseo, con una luna gigante que me arrulla en un mar de cadencias verbales y corporales en la tierra del nunca jamás donde los hombres caminamos en forma de poesía.